Entrevista a Carolina Kindelan, socia de Lideratu
- Carolina Kindelan
- 11 sept 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 9 dic 2021
Por Belinda Cea
¿Qué impacto ha tenido la pandemia en el ámbito de la formación?
Durante los últimos años, el mundo de la formación corporativa ha evolucionado mucho gracias a la tecnología. Yo me dedico a la formación de habilidades principalmente comunicación y negociación y mi día a día es estar con equipos de distintas empresas, impartiendo programas, desarrollando estrategias con ellos, o en sesiones individuales. Antes de la pandemia el 80% de mi trabajo era presencial y el resto era virtual. Ahora el 90% de mi trabajo es virtual, por videoconferencia.
En estos últimos meses los cambios han sido exponenciales. Al principio de la pandemia la mayoría de los clientes pospusieron, o incluso cancelaron, sus planes de formación presencial. Sin embargo, al ver que esto iba para largo las cosas cambiaron.
Por un lado, el impacto en la mentalidad. Hasta ahora, muchos pensábamos, y me incluyo, que si no era un programa presencial no atraparía la atención del participante de la misma manera que lo hace un formato virtual.
Por otro lado, el impacto en el formato. Yo lo tenía muy claro, lo más importante es acertar con el formato. Es algo a lo que le hemos dedicado mucho tiempo. Según el objetivo, los contenidos y los ejercicios prácticos que queremos incluir, el formato es uno u otro. Mis programas son todos prácticos. Más del 50% del tiempo está enfocado en el hacer, es decir en que los participantes estén en acción. Para desarrollar y mejorar una habilidad es clave practicarla, esto es como el deporte. Por eso, hemos procurado diseñar nuestros cursos con mucho ingenio, precisión (los tiempos en formato virtual son importantísimos) y creatividad.
¿Cuáles han sido los mayores retos a los que te has enfrentado estos meses?
Para mí, que me gusta estar en contacto con las personas de forma presencial, el principal reto ha sido encontrar la forma de sentirme igual de cómoda y generar la misma cercanía. En el mes de mayo impartí mi primera sesión “internacional” en formato virtual. Originalmente estas sesiones iban a ser presenciales en Madrid (organizado por Esade y Yale) con 32 directivas de todas partes del mundo, desde Australia, Colombia, México, EEUU, Marruecos, Irán, India o Europa, pero se decidió por fuerza mayor cambiar al formato virtual. En este formato todo cambia, porque hay que tener en cuenta muchas cosas, por ejemplo las distintas franjas horarias que tienen las participantes.
Otro reto fue encontrar una plataforma que funcionara con la mayor calidad posible y que permitiera grabar (en mis programas es clave la grabación para su posterior análisis). Además, esa plataforma necesitaba poder generar reportes con la información requerida por Fundae y en muchos casos también poder incluir materiales y foros para los participantes. Todo esto sin que la plataforma fuera un engorro para el usuario que no quiere dedicar mucho tiempo a tener que darse de alta, o aprender a usarla.
El reto en el que más he invertido tiempo e ingenio ha sido en diseñar los contenidos. Es decir, lo que les cuento, cuanto les cuento en cada sesión, como hago que estén constantemente participando para que no puedan caer en ninguna distracción, como les genero presión para que sientan que tienen que estar al 100% y participar. Incluso cual es el número máximo de sesiones que debe tener cada programa.
Ha sido un proceso de mucho aprendizaje y tengo que decir que lo he disfrutado. Salir de la zona de confort es algo, que aunque me genera estrés, cuando dominas el nuevo entorno, da mucha satisfacción. Estoy segura que si no hubiera llegado la pandemia y sus consecuencias sobre nuestra vida cotidiana, no hubiera tenido la presión de adaptarme tanto y tan rápidamente a un mundo mucho más tecnológico.
¿Cuáles son tus próximos proyectos en esta “nueva realidad”?
Hay dos ámbitos distintos en los que nos hemos centrado. En el que más hemos avanzado es en los programas virtuales que lidero. En estos programas tengo aforos reducidos, que me permiten conocer a cada participante, ver su cara, saber de ellos y hablarles y preguntarles como si los tuviera delante. Estos son los programas que llevo impartiendo desde mayo principalmente a los clientes de siempre, que han apostado por este formato. Es interesante porque dos empresas con las que trabajo me han comentado al darme el feedback del curso virtual, que puestos a elegir sin pandemia probablemente mantendrían el formato virtual. Explican, que es porque no es un día o dos completos de golpe, sino sesiones de dos horas que les permiten dar tiempo a digerir y hacer los deberes y los casos prácticos.
Por otro lado, está el formato de formación online donde el participante tiene un itinerario y aprende a través de una secuencia de videos, lecturas y casos prácticos. La diferencia con el formato virtual es que no hay clases en vivo y en directo; los participantes aprenden a su ritmo. Este es el ámbito en el que estamos trabajando para lanzar en noviembre un programa dirigido a toda persona que quiere afianzar y consolidar sus habilidades de comunicación. Hemos grabado muchas horas de videos, bueno más bien me han grabado porque gran parte de esas horas de video soy yo contando muchas cosas, con ejemplos, análisis, videos de apoyo sobre la comunicación eficaz. Ahora estamos en la fase final de montaje. Este es un programa híbrido en el que además de aprender online y a su ritmo a través de los videos, el participante tendrá hará varios ejercicios prácticos y tendrá sesiones individuales conmigo.
¿Algún consejo que darnos?
Pues mirando hacia atrás a los últimos meses, os diría que no hay que tener miedo a probar e innovar formatos y procesos distintos, que hay que pensar creativamente para generar el impacto deseado, y que el formato virtual, tiene cosas muy positivas.
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