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Isabel II, 70 años comunicando

Qué podemos aprender de ella como comunicadora





1-La comunicación se la tomó muy en serio. Sabía que era una herramienta clave para llegar a su gente, a mandatarios y a la opinión pública mundial. Por eso, al igual que Margaret Thatcher hiciera más tarde, la reina trabajó en transformar su tono de voz original: agudo, femenino y algo infantil, en un tono más grave y con mayor proyección. Entendió que un tono de voz grave y una postura erguida es lo que más sensación de poder genera.


2-Preparada y dueña de sus discursos. Fue responsable de planear y escribir concienzudamente sus discursos. Entendió la responsabilidad que tiene un líder de animar, inspirar, tranquilizar y transmitir ciertas sensaciones, y por ello tomó la iniciativa en momentos difíciles para conectar con su pueblo a través de discursos televisados como el de la Guerra del Golfo, la muerte de la Princesa Diana, el fallecimiento de la Reina Madre y el Covid. Sus discursos fueron siempre reconfortantes y optimistas como vimos en abril 2020 durante la pandemia: “Me dirijo a ustedes en lo que sé es una época enormemente retadora…quiero asegurarles, qué si nos mantenemos unidos y con determinación, podremos superarlo… Espero que en años venideros todo el mundo pueda estar orgulloso de como respondimos a estas adversidades…Que los atributos auto disciplina, resolutivo, buen humor y simpatía por los demás, sigan caracterizando a este país”.


3- Un lenguaje sencillo y claro para conectar. Siempre usó un lenguaje llano y cercano para conectar con el lado emocional del público a través del uso de adjetivos, metáforas y simbología. Mantuvo un buen equilibrio entre su figura como líder y como ser humano, vinculándose siempre a su audiencia y apelando a menudo a valores e identidad nacional. Sus discursos siempre estuvieron cargados de emoción y cercanía gracias a un estilo abierto y directo que utilizó desde el principio, tal y como se vio en su primer discurso de navidad, año 1952: “Quiero pediros a todos, seáis de la religión que seáis, que recéis por mí el día de la coronación para que Dios me dé la sabiduría y la fortaleza de llevar a cabo las solemnes promesas que yo os haré, y que pueda serviros a todos de una forma leal, todos los días de mi vida”. En su discurso de navidad de 1992 cuando tras el divorcio de tres de sus hijos y el incendio del Castillo de Windsor lo llamo “Annus Horribilis”, comentó: “Como muchas otras familias hemos vivido días difíciles este año. Las oraciones y simpatía que muchos nos habéis mostrado me han conmovido enormemente ya que mucho viene de personas que tienen sus propios problemas”.


4- Relevante, entretenida y actual. A pesar de ser reina de gran protocolo, entendió la importancia de ser natural y cercana. Supo tomar decisiones arriesgadas pero necesarias para ser actual y relevante. Por ejemplo, en 1969 se atrevió a grabar el documental The Royal Family, con el objetivo de humanizar y acercar a la familia Real a su pueblo mostrando escenas privadas de su vida cotidiana. En las olimpiadas de Londres 2012 aceptó ser parte del espectáculo con Daniel Craig como James Bond, y en la celebración de sus 70 años de reinado, apareció merendando y charlando con el oso Paddington.


5- Comprometida y visible. Fue patrona de más de 600 organizaciones y ONGs, lo que le permitió dejarse ver y tocar de forma más íntima por su público en sus numerosas visitas anuales a hospitales, colegios, centros públicos, fundaciones, etc. Obtuvo una gran destreza en lo que llaman los ingleses “small talk”, adaptándose a todo tipo de contextos y conversaciones con mayores, niños, políticos, artistas, científicos, siempre con soltura, naturalidad y sentido del humor.


6- Interesarse por los demás a través de preguntas. Muchos de los que la conocieron coinciden en decir que lo que más les impactó fue como se interesaba por ellos, las preguntas que les hacía y cómo escuchaba. Hacer sentir importante al que tienes al lado, es lo que hacen los grandes líderes porque les ayuda a conectar, entender y abrir su mente al mundo de su alrededor.


7- Transmitir optimismo y entusiasmo. Fue la reina de los tonos pasteles y los colores alegres. Supo usar su vestuario para transmitir que era austera pero no aburrida y elegante pero no víctima de la moda. Su estilo siempre transmitió continuidad y futuro esperanzador, algo necesario para una nación que cambió enormemente durante su reinado.


8. Control del lenguaje no verbal. Usó la expresión corporal de una forma muy controlada y limitada dejando que fueran sus palabras y su voz lo que tomará protagonismo. Manejaba muy bien sus gestos faciales para enfatizar ciertas palabras mientras que sus manos las usaba muy poco para no perder la sensación de rigor y equilibrio. Entendió que la sonrisa es un arma muy potente y la utilizó siempre de una forma muy eficaz y constante.


Su insignia: Un sentido del humor tan British como ella. Son muchas las anécdotas contadas que revelan lo ingeniosa y rápida que era. Sin embargo, como rememora Tony Blair en sus memorias, “Aunque ella adopte una actitud cercana y casi de colega, tú nunca puedes hacer lo mismo porque te lanza esa mirada de las suyas”.



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